Si tu bulldog tiene convulsiones, primero de todo: mantén la calma! Así lo podrás ayudar mejor. Según la causa el pronóstico es más o menos favorable. Podríamos decir que la epilepsia en bulldog es el signo de una actividad cerebral excesiva y anormal.

Los síntomas típicos son el pataleo, rigidez o temblor de extremidades y/o cabeza, que puede acompañarse de saliveo, micción o defecación.

En algunos casos, estos ataques se manifiestan de manera diferente haciéndolos más similares a un desmayo e incluso solo presentarse como un repentino cambio de comportamiento o estereotipia.

Estos episodios en el bulldog (y en cualquier raza canina) pueden tener 3 fases:

1ª) El aura, o 1ª de ellas, suele ser un cambio de comportamiento, como caminar compulsivo, lamidos recurrentes, salivación, vómitos o búsqueda de atención aumentada o disminuida que pueden advertir al propietario que se avecina la convulsión.

2ª) El período octal es la fase convulsiva en sí.

3ª) La última fase es el período postictal, en el que el animal puede estar desorientado, orinarse, defecarse, pérdida o aumento del apetito y hasta debilidad o ceguera.

La presencia de un ataque no asegura que la causa esté localizada en el cerebro, ya que problemas en otros órganos (hígado, riñón), trastornos hormonales, tóxicos, infecciones, tumores, etc, pueden dar como síntoma convulsiones.

Por ello, se hace imprescindible un examen completo del bulldog y establecer un protocolo de pruebas para intentar localizar y tratar el problema.

Existen casos en los que el problema no es posible localizarlo, se supone que la base es hereditaria y entonces se manejan con medicamentos anticonvulsivos, normalmente de por vida. La epilepsia en el bulldog podríamos decir que es un tipo de convulsiones.