Son los tumores más frecuentes que padecen las hembras de bulldog.

Aproximadamente la mitad de éstos son malignos, es decir, tienen capacidad de diseminarse hacia el resto del cuerpo.

Cuando se detecta un tumor mamario, lo primero a hacer es determinar si ya se ha extendido a algún otro órgano, esto es, si se han producido metástasis.

Para eso, realizamos radiografías de tórax del bulldog, con la idea de valorar los pulmones, ya que son el órgano que recibe con mayor frecuencia las células malignas.

Existe el tópico de que para prevenir deben criar una vez en la vida, pero esto se ha demostrado que no es cierto. La única prevención consiste en la esterilización temprana. La presencia del celo, dos veces al año,  sensibiliza a la mama con estrógenos, haciéndola más proclive a que alguna de sus células tumorice.

Está estudiado que el riesgo de desarrollar tumores en hembras no esterilizadas ronda el 40-50%, y en esterilizadas en edad precoz es de un 0,05%.

De todos modos cuando nuestra perra ha desarrollado un tumor en la mama, al igual que en las mujeres, si la detección y la extirpación son precoces, las posibilidades de éxito son altas.

Por eso recomendamos a todos los propietarios de hembras de bulldog que les palpen las mamas de rutina una vez al mes a partir de los 7-8 años.

Tras la extirpación, es conveniente analizar el tejido extraído para determinar la malignidad del tumor, y con ello valorar la necesidad o no de realizar algo más (extirpación mayor, quimioterapia) y establecer los controles posteriores. Si vuestra bulldog presenta algún bulto o nódulo : ¡pedid cita lo antes posible al veterinario!