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Debido a una mala conformación de las estructuras que forman la cadera (acetábulo de la pelvis y cabeza-cuello del fémur) se produce un mal encaje entre esas estructuras por lo que hay fricción entre las superficies articulares. Este rozamiento provoca un desgaste prematuro del cartílago con dolor e incluso desprendimiento de fragmentos de ese cartílago que al osificarse dentro de la cavidad articular provocará mayor dolor y desgaste. Los animales afectados de displasia de cadera manifiestan molestias al levantarse y especialmente para subir escaleras o al sofá pues es cuando más se apoyan en el tercio posterior.

El diagnóstico es muy sencillo mediante radiología, aunque en ocasiones hay que dormir al animal para obtener una buena toma.
Es un defecto hereditario por lo que se deberían apartar de los planes de cría tanto los machos como hembras que presenten ese defecto.

El tratamiento consiste en condroprotectores y anti-inflamatorios no esteroideos. Con esto se consigue que no se agrave el proceso y que nuestro Bull tenga menos dolor y más calidad de vida. En casos graves se puede intentar la colocación quirúrgica de una prótesis de cadera.